Uno de los ejercicios de coaching más reveladores que he realizado es este: ¿A qué no estás dispuesto a renunciar?
Es una pregunta poderosa que me dejó meditando durante mucho tiempo. ¿A qué no estoy dispuesto a renunciar? Querido lector, ¿de verdad te has preguntado a pensar a qué no estás dispuesto a renunciar? ¿A qué no dirías que no en la vida?
A mí me dejó K.O. por un momento. Me detuve, respiré profundamente y reflexioné. ¿Podría renunciar a respirar? Quizás podría intentarlo, pero, obviamente, no duraría mucho. ¿Podría renunciar a mi hogar? Claro, después de todo, soy un poco nómada. ¿Podría renunciar a mi trabajo? Por supuesto, pero entonces, ¿de qué viviría? Es una pregunta compleja.
Mi proyecto de vida de Happiness Play (antiguo Autocoaching) quedó definido hace algunos años en un programa de liderazgo... ayudar a las personas a que generemos un mundo mejor (ahora es complicado explicar qué es mejor, es algo largo)... ¿Puedo renunciar a mi proyecto de vida? Ahí sí que me quedé pensando... y me temo que no puedo renunciar a mi esencia, a lo que me forma por dentro, a lo que le da sentido a mi vida.
¿Entonces eso qué implica en el amor? Sencillo... que necesito encontrar a alguien que comparta mi camino. De ahí que pasé a cómo empezar una carta de amor, para dar con alguien que sepa disfrutar la vida. Que quiera disfrutarla a mi lado, alguien con quien no haya necesidad de renunciar a nada porque compartimos un proyecto de vida y los mismos valores. Supongo, que cuando se comparten los mismos valores y un proyecto de vida, entonces no se tiene que renunciar a nada en la vida.
Todo fluye, ¿te animas? Hoy puedes dar el primer paso... ¡comienza a pensar en tu felicidad.
alguien dijo *En una relación, en la que dos personas buscan su “media naranja”, el resultado siempre serán dos “medias naranjas”*
Cada uno somos íntegros como personas por nosotros mismos y no necesitamos de nadie para que forme nuestra “otra mitad”… pero eso sí, si encontramos a esa persona que sepa no “completarnos”, sino REALZAR nuestra esencia y nos aceptará tal y como somos y nosotros, en respuesta, hagamos lo mismo, entonces tendremos una pareja feliz…Otra cosa que entendí ya hace tiempo es que, la verdadera unión de una pareja reside en la libertad, aunque suene a contradictorio…. Cada cual necesita de su espacio y una vez que pueda desarrollarse como persona dentro de ese espacio, puede compartirlo con la otra y así formar una feliz pareja….
Marta, muchas gracias por la excelente reflexión.