A mis enemigos... ¿cómo que ENEMIGOS? la verdad, es que si no fueran tan patanes, tan torpes, y tan incongruentes… ¡no me habrían dado tantas enseñanzas! Eso sí, muchas veces me pregunto cómo callar a una persona que se cree superior, pero al final lo pienso y... ¡a todos mis enemigos (que no son tantos como se piensan) les doy las gracias! ¡AGRADECIDO QUE LES ESTOY! Eso sí, que no piensen que me hacen daño, o que me hacen sentir mal, o que me molestan sus tonterías… ¡todo lo contrario! Me hacen fuerte, y cada vez estoy más seguro que la congruencia es el éxito para tener una vida sana y duradera. ¡Para mis enemigos lo mejor!
Desde hace unos años elegí decir verdades, aunque dolieran. Si uno es ya famoso y dice verdades, se le escucha. Cuando uno no es famoso y dice las verdades desde el primer momento, tiene un montón de cucarachas humanas (incompetentes profesionales) que le atacan como puros vampiros emocionales. Son divertidos. Pero si algo estoy aprendiendo, es que la congruencia tiene sus resultados. Al final, siempre pasa algo que me permite continuar en este camino que he elegido.
Mi camino es ayudar a la gente a que sea feliz, al menos acallar a los quejicas que no hacen nada por mejorar en su vida. Ni pastillas, ni consejitos, ni boludeces sin sentido. Cada uno tiene que dar los pasos necesarios para ser feliz. ¡Somos adultos! ¿O es que hay algún bebé en la sala? Si hay algún bebe (tanto físicamente como emocionalmente) que se ponga los pañales… ¡se van a asustar cuando se vean sin argumentos! La incompetencia… ¡tiene los días contados!
Ahora viene lo bueno… ¿se da por aludido? Póngase el pañal… ¡lo necesitará!
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