He tardado en verla, pero por fin puedo compartir los tópicos que destacan en la película “Ochos Apellidos Vascos”, el mayor éxito de cartelera en España, y que no tengo duda de que seguirá batiendo todos los récords conocidos. A saber,
Diferencias entre la gente vasca y los andaluces
El acento sevillano o vasco, la frontera de Despeñaperros en Andalucía, el Toro Osborne en las carreteras, las diferencias entre el sur y el norte e incluso entre Córdoba y Sevilla, cómo se asocia ETA a cualquier cosa que venga del País Vasco, el pabellón de Polonia en la Expo de Sevilla, el ajo de las Pedroñeras para las migas, la idea de que en Andalucía no se trabaja, la gomina y el jersey cruzado al hombro del sur, el flequillo de las vascas como si se le hubiera dado un hachazo (flequillo hachazo vasco), el arte de los sevillanos, la poca gracia de los vascos, un salpicaito para cotillear un poco, la idea de quemar contenedores o cajeros como alteración del orden público, la chulería de los sevillanos, el tópico de fuerza de los vascos levantando piedras, desconocer cómo hacen el amor los homosexuales, la forma de exagerar las cosas que tienen los vascos, lo mal que está visto en el país vasco liarse con uno a la primera de cambio (tienes suerte de ser guapo), el bailar sevillanas en Andalucía, la comodidad de vestir del norte (con riñonera a la cintura) y la formalidad que se pretende en el sur, la costumbre de jugar a la pelota (frontón) en el norte, la vestimenta tipo abertzale del norte, el exceso de comida que se sirve en el norte (y qué rica), la capacidad que tienen unos y otros de criticar a las espaldas, la manía de los del sur de meter mano, el asombroso mapamundi de los vacos (con Guipúzcoa, Donostia, Hernani, Rentería, pero siempre sin salir del País Vasco), el concepto de cuadrilla con los amigos, las “manifas” del norte para pedir la independencia, dónde se dice castellano y dónde se dice español, el rechazo en el País Vasco a símbolos típicos de España (como su bandera, la Guardia Civil o Franco), el aita o ama como parte del castellano en el norte, la autenticidad de costalero y ser socio del Betis en el sur, la costumbre de decir “mi aaaalma” o “canelitaaaa en rama” en Andalucía, el paseo por el barrio de Triana con los Del Río tocando las palmas, el chacolí que beben, los espectaculares paisajes que tiene la orografía del País Vasco, y ese color especial de Sevilla (¡lo mejor de la vida!).
Y la más divertida… ¡que los apellidos agudos en el norte sean de la zona!, como dice el nombre de la película, “¡Ochos apellidos vascos!”, pero de verdad… ¡no como Clemente!, que igual pide paella o cosas raras.
Me ha encantado la forma de reírse que existe en la película de la gente vasca y la gente andaluz, en donde se presentan las diferencias culturales llevadas al extremo, pero siempre desde el humor. Si este humor lo tuviéramos más presente, este mundo sería mejor, y dejarían de verse tantas diferencias. Al final, como ya explicó Humberto Maturana, a todos nos une el amor.
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