Seré rápido y claro, y así no dejamos lugar a tanto debate aburrido.
- No me gusta mucho el fútbol, pero en honor a mi padre que era muy del Real Madrid, prefiero que Cataluña tenga su propia liga de fútbol, así el F.C.Barcelona será un equipo con un presupuesto muchísimo más bajo y por tanto un rival menos (lo del ejemplo del Mónaco en Francia no me vale, pues Cataluña tiene tamaño de sobra para tener su liga propia).
- Así podrán eliminar el español (castellano) y habrá más turismo en el resto de España (y Latinoamérica). El español tiene mucha demanda y Cataluña no es el mejor sitio para aprenderlo (en donde el menú del Burger King estaba en castellano e inglés allá por el año 1999 y ahora sólo en catalán e inglés). Cataluña ya eliminó el latín hace siglos, así que me imagino que tras unos pocos años más, también se aburrirán del catalán.
- De paso Cataluña pasará a ser un país con su propia moneda (ni idea cuál pondrán), y así tendrá que financiar sus bonos. Espero así salgan de la valoración del bono basura que le ponen algunos.
- Además se dejará ya de apoyar al Gobierno de España en todas las golfadas que sean necesarias. Jordi Pujol, que tiene de honorable lo que yo corredor olímpico de la maratón, ha sido el peor ejemplo catalán que podremos nunca recordar. Y su apoyo he hecho rica a su familia…
- Y ya que hablamos de fútbol, pues también la selección Española se quedará sin muchos jugadores, y así no habrá ya tantas expectativas con que podemos ganar todo al fútbol. Vamos, que la Selección Española de Fútbol (y la futura Catalana) tendrán menor cantera de talento.
- Además veremos a muchas empresas solicitando en el curriculum: “Español (castellano) nativo”, por lo que me será más fácil encontrar trabajo en España (mira que chapurreo el catalán)... y además las empresas catalanas se hunden con esto de la independencia:Las empresas con sede en Cataluña cuadruplican las caídas del Ibex 35 en 2015
- Y la mejor, la que más me gusta. A ver si así tanto en Cataluña como en el resto de España empiezan a hablar de las cosas importantes, como el desempleo o la corrupción. Porque a mí todos los días escuchar tales enfrentamientos me aburre.
En España existen varias posturas bien definidas: personas que defienden la independencia de Cataluña; otras que la rechazan sin dudarla; y otras que piden que se decida (ojo, que si se deja decidir, luego quiero repetir y hacer un referéndum para ver si pagamos impuestos). Y aquí anda mi postura, aburrido de ver a los Españoles separados y dejando de discutir lo importante… ¿cómo se ha permitido que algunos ladrones políticos se sigan paseando por la calle? ¿Cómo es posible que un país avanzado tenga un 21% de desempleo siete años después del comienzo de la crisis (en 2018 el 17%)? Y lo más importante… ¿cuándo vamos a dejar la gente de competir? Mejor disfrutar de los maravillosos escritores y escritoras catalanes.
La construcción independentista.
Después de haber determinado plazos para la independencia,
convocatoria 9-N, las preguntas impuestas, plebiscitos
unilaterales, autoproclamación de derechos, apropiación
de entidades catalanas y demás imposiciones de unos
catalanes unilateralmente sobre el resto, ahora viene
la hora de ponerse a pensar. Primero el tejado, y ahora
el independentismo va a determinar los cimientos futuros.
Por fín se debate “democráticamente” en el Govern independentista.
Parece ser que hay división sobre la celebración unilateral
de independencia democrático. Se habla de la aprobación de la llamada
ley de transitoriedad jurídica, aparcando debajo de la alfombra
la necesidad de 2/3 del Parlament. Cómo realizar la proclamación
de un nuevo estado. Cómo realizar la convocatoria de un referendum.
Consideraciones sobre que nunca será posible una consulta pactada
con el “Gobierno”, obviando una vez más a los partidos y sus
votantes no-independetistas. Insisten que serán necesarias medidas
de ruptura con la “legalidad española”. Esas son las alforjas
independentistas. Hay quién se atreve a decir que las medidas
unilaterales jamás obtendrán el reconocimiento internacional.
En otra de las genialidades a las que nos viene acostumbrado
últimamente Neus Munté, afirma que habría que “prepararlo” bien
para que no vuelva a ser un fiasco. Desconozco a qué se referirá
con el término “prepararlo bien”. Quizás quiere decir, que “ya se verá”.
Se insiste en la “intransigencia” del Gobierno central, a diferencia
del Govern catalán.
Para Puigdemont sería culminar la misión que le encomendó quién le
puso a dedo, llamado Artur Más. No voy a calificar a Puigdemont de
títere, por que sé que levanta ampollas.
Ahora Puigdemont proclama una pregunta clara, en vez de las enrevesadas
tres preguntas del 9N. Eso sí, una vez Más impuesta democráticamente.
Habla de una participacón superior al 50% como tremento éxito.
Imagino que será para después aplicar la resolución que le venga
en gana. Una vez Más democráticamente. Mientras tanto Junqueras esperará
astutamente a que se aclare Convergencia. Mientras tanto vuelve a
negar ir en coalición con PDC.