¿Estás seguro de lo que quieres? ¿Realmente reflejan esos deseos quién eres en tu esencia? Reflexiono sobre esto al recordar las palabras de un colega de AECOP, Josepe García, y su sueño pasado del éxito materializado cuando montara su primera empresa quería entrar a su pueblo conduciendo un buen Mercedes (si te quieres reír y sentir a un tía auténtico, no te pierdas su cuenta de Instagram @josepe.garcia). Esta imagen me lleva a una pregunta más profunda: ¿nuestros deseos nos definen o nos limitan?
Muchas veces queremos cosas que en realidad no necesitamos, pero pensamos que nos harán grandes ante los demás... ¡y buscamos tener de todo! Como dice Josepe, mucho dinero, mucho tiempo libre, mucho amor, muchos títulos, y mucho, mucho, mucho. Pero en la vida, a menudo confundimos lo que queremos con lo que realmente necesitamos para ser felices, cuesta saber aquello de ¿que es la felicidad?. En un mundo material que avanza a una velocidad de vértigo, es fácil perder de vista nuestra verdadera esencia.
En este blog durante muchos años os he ido compartiendo muchos aprendizajes. Por ejemplo es sencillo comprobar que el artículo que hice hace algunos años de "Las 10 cosas indispensables en la vida" no ha parado de evolucionar el mundo, y siempre vas a "necesitar" el último modelo de teléfono, el de laptop, el de auto, el de casa domótica,... Y sí, te pones uno rato a ver la televisión, o unos sencillos minutos a consultar las redes sociales, y te perspectiva cambiará con todo lo que necesitas comprar.
En mi caso, como buen obsesivo compulsivo, siempre he querido llegar a lo máximo de lo máximo en cada apartado de la vida:
Es solo cuando haces una reflexión profunda y analizas un poco tu vida cuando puedes llegar a entender mejor cómo gestionar nuestra vida. ¿Estamos persiguiendo metas que reflejan nuestros verdaderos deseos y nuestra esencia, o estamos simplemente siguiendo un guion dictado por la sociedad?
En mi juventud, me vi envuelto en la carrera por la grandeza material. Al igual que Josepe, yo también anhelaba signos externos de éxito. Recuerdo haber alcanzado muchos hitos importantes en mi carrera y sentir una euforia momentánea. Sin embargo, me preguntaba, ¿realmente era esto lo que deseaba, o era solo un eco de las expectativas sociales? La vida, como un espejo, reflejaba no lo que yo era, sino lo que la sociedad quería que fuera.
Mis experiencias personales son testimonio de esta búsqueda. Conseguí un puesto prestigioso como Country Manager, disfruté de relaciones en diversos rincones del mundo, y viajé a más de 45 países. Cada logro, en su momento, parecía la expresión de la felicidad máxima. Sin embargo, cada vez que alcanzaba una cima, me encontraba mirando hacia otro pico más alto, preguntándome si alguna vez estaría satisfecho.
Con el tiempo, comencé a cuestionar estas definiciones convencionales de éxito y felicidad. ¿Era posible que lo que realmente anhelaba no se pudiera medir en términos materiales? Empecé a observar ejemplos de personas que vivían con autenticidad, personas que encontraban alegría en las cosas simples de la vida, y empecé a admirar esa forma de vivir.
La autenticidad se ha convertido en mi nuevo norte. A través de disfrutar cada cosa que hago y la reflexión profunda, no paro de estar alineado a mi verdadera esencia. Mi verdadera riqueza no radica en lo que tengo, sino en lo soy y aporto.
Nada mejor que terminar con unas preguntas que te puedes realizar en la próxima parada que hagas en tu vida, ya sea tomando una bebida en un sitio tranquilo o quizás en tu próxima meditación:
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