La JUSTICIA no existe - Ejemplo Caso Manada

Reflexión de

¿Existe la Justicia? ¿Se puede confiar en el Sistema Judicial? El “Caso de la Manada” ha saltado a nivel mundial, y se conoce que una joven fue abusada sexualmente por cinco adultos en un portal en las fiestas de San Fermín. Recibió más de 11 penetraciones anales, bucales y vaginales, mientras que se la grababa en videos que compartieron después en WhatsApp.

Hace 14 años tuve un caso incluso peor. Un borracho sin carné de conducir me atropelló a alta velocidad en motocicleta cuando yo cruzaba un paso de peatones. Tras un fuerte impacto, me arrastró más de 20 metros, salí despedido por los aires cayendo al suelo en un coma que me acompañó días y significó una minusvalía de por vida. El motorista que trabajaba en una importante compañía de seguros usó una mentira repetida desde el primer momento e indicó en su defensa que yo era un toxicómano que me había lanzado a su moto. Los jueces dieron credibilidad al motorista frente a la víctima, pese a que a mí no me realizaron prueba alguna de tóxicos y el motorista sí dio positivo de alcoholemia con la policía.

Han pasado unos pocos de años, y aquí te voy a compartir una experiencia completa, desde el siniestro hasta cómo llegué a reclamar al Tribunal Constitucional. Incluso demandé a los Magistrados por daño al honor (demanda aceptada a trámite). Te animo a leerla entera porque vas a entender por lo que puede estar sufriendo la chica del “Caso de la Manada”.

Según mi experiencia, las fases por la que se pasa en un suceso de esta gravedad son las siguientes:

⭐ Momento del abuso, delito o siniestro

La víctima del “Caso de la Manada” fue violada (o sexualmente abusada si te disgusta hablar con sentido común), y seguro que tiene muy leve recuerdo de eso. El cerebro tiene un buen sistema de defensa que incluso llega a borrar el accidente o suceso para evitar así el sufrimiento dentro del consciente. Según la gravedad del asunto, entre otras muchas cosas, se puede sufrir amnesia retrógrada y amnesia post-traumática.

En mi caso tuve una amnesia retrógrada de 5 ó 10 minutos anteriores al accidente en donde no recuerdo nada. Absolutamente nada. Entendí siempre que había cruzado la calle por el paso de peatones porque no tiene ningún sentido (y soy muy racional) cruzar por mitad de un puente, y porque así me lo habían compartido los tres compañeros que cruzaron conmigo.

Es muy habitual, como imagino también ocurriría en el caso de la víctima del “Caso de la Manada”, una amnesia post-traumática que hace que se bloquee la memoria y con eso se olviden momentos del siniestro o abuso. En los casos de violación se suele encontrar una disociación como defensa rápida que hace a la persona “evadirse” de la realidad para no sufrir lo que está viviendo. Esta evasión de la realidad es una defensa humana y mental. Que uno de los jueces en el caso de la víctima del “Caso de la Manada” haya pensado que la víctima estaba gozando (y que no gritaba de dolor), demuestra una ignorancia inusual.

En mi caso, y como sufrí un gravísimo golpe en la cabeza, generó un traumatismo que posteriormente se diagnosticó como daño axonal difuso, que para quien no entienda la palabra, baste mencionar que es como un daño en el cerebro no acotado en una sola parte (mi cabeza rebotó y rompió la mandíbula de una persona que venía en una moto de 250cc a más de 100km/h, además de caer posteriormente al suelo tras volar por los aires). Sufrí una amnesia post-traumática de unos 10 ó 12 días, en los que no tengo recuerdo alguno de las visitas al hospital de mis familiares y amigos. A partir de los 10-12 días, tengo leves recuerdos de algunos momentos, muchos de los cuales se han creado porque me los han contado y no porque los recuerde. Es decir, el cerebro se vuelve una trituradora y tiende a eliminar muchos recuerdos.

Ejemplo atestado policial


Post-momento de negación

Pasan unas horas, o días, o meses, y de repente te das cuenta de lo que te ha pasado. En mi caso hicieron falta dos meses para que fuera medianamente consciente del daño que tenía, porque mi cabeza no paraba de dar vueltas y vueltas. Iba llorando por las esquinas, perdidas las ganas de vivir (y pensado que la vida es una mierda), y con el deseo de que todo se acabara rápidamente con una muerte instantánea.

Es entonces cuando entran un montón de patrones cognitivos o emociones que bombardean la cabeza sin parar. Una culpa enorme de que no se hizo lo suficiente para haber evitado el suceso (“no tenía que haber estado ahí”, “no hice lo suficiente para evitarlo”), un sentimiento de menosprecio al pensar que mi vida no iba a ser la de antes (y que además los psiquiatras se encargan de recordarte desde el primer momento), odio extremo por la persona que te causó el suceso, ganas de venganza con estados de irritabilidad incomprensibles, apatía sin ganas de hacer las cosas que antes se hacían, vergüenza autodestructiva como defensa a los comentarios de amigos y familiares (“pobrecito lo que le ha pasado”, “no se merecía algo así”), por mencionar algunas. Ante todo, y sabiendo que tu problema ha sido generado por un tercero (y no por la propia persona en un accidente, como por ejemplo cuando te caes patinando o esquiando), te preguntas continuamente ¡por qué te ha tocado a ti!, ¡qué injusticia de mundo! ¡ay Dios que yo no me merezco esto! Aquí es cuando se pone de verdad a la fe en duda, porque no hay quien se crea que Dios te pueda tratar así.

El mayor problema es que las personas que nos rodean en este tipo de sucesos no tienen ni la menor idea del sufrimiento interno, y muchas veces no apoyan correctamente. Tras un largo camino que me ha llenado de experiencia, puedo ahora afirmar que algunos de los especialistas que me atendieron al comienzo, me causaron el efecto contrario al necesario para una correcta sanación, y sólo sabían recetar pastillas siguiendo un frío protocolo.

Desde estas líneas quiero dejar bien claro un consejo: si has sufrido una violación, intenta conversar con otras personas que hayan sido violadas. Si has sufrido un siniestro como el que sufrí yo, intenta conversar con personas que hayan tenido siniestros de tráfico. Si has sufrido un accidente laboral en el que has perdido un brazo, intenta buscar gente que haya tenido algo parecido. Quizás parezca una tontería, pero no hacer esto es como intentar explicarle a un hombre el periodo menstrual de las mujeres. Le podrás explicar y enseñar cómo funcionan los ciclos menstruales, pero nunca entenderemos lo que se siente. Me da igual si esa persona tiene un doctorando en la materia. Por más que haya leído o estudiado coaching, estará a años luz de una persona que lo haya sufrido, y si bien es un apoyo experto que se debe tener, no debe ser la principal y única fuente de orientación.


⭐ Recuperación y aceptación

Semanas, meses, o incluso años. Algunas personas incluso no lo aceptarán nunca. La recuperación racional es sencilla, tienes los tiempos médicamente muy bien establecidos y acotados. La recuperación emocional y aceptación es bastante más compleja, porque estamos en un mundo científico-racional que no nos enseña a gestionar las emociones.

En mi caso, y gracias a mi obsesión compulsiva por mejorar y recuperarme, estudié coaching, PNL, liderazgo, tuve sesiones con psiquiatras, psicólogos, neuropsicólogos y una multitud de técnicas alternativas. Pasé por todos los medios de curación que te puedas imaginar, incluso viví en primera persona lo que significa el placebo.

Al margen de la recuperación médica, tuve que aprender a formular métodos para entender cómo funcionan las emociones, y puedo decir con orgullo que he conseguido un control de mis emociones que casi nadie tiene. Quiero dejar bien claro que no se trata de realizar meditación y dejar tu mente volar (eso no es tan complicado). Se trata de entender tu vida, por qué te comportas como te comportas, y qué genera tus reacciones. Las personas que realizan meditación son maravillosas y desde aquí mi fuerte recomendación a estas técnicas, pero normalmente no saben por qué han tenido un siniestro, ni tampoco por qué viven como viven. Sí, sí, el porqué de la vida. Se aprende mucho a valorar a las personas y a la vida.

Esto está explicado en parte en mis libros, pero si alguien quiere ojear la base, puede comprobar esta entrada que recientemente he actualizado (Cómo formamos nuestros gustos. Aprendizaje racional y emocional). El esquema final es fundamental para entender el comportamiento humano, y cuando he tenido oportunidad de enseñarlo en las universidades, he comprobado el gran valor que aporta a los alumnos.

A mí el siniestro me llevó 9-11 meses de recuperación racional, con muchas horas de fisioterapeuta y otras técnicas similares, aunque luego tuve otra recaída de 5 meses. Tengo secuelas de por vida, y algunos días simplemente no puedo ni andar.

La recuperación emocional pensé que la había conseguido en seis meses (el autoengaño es muy potente), pero la realidad es que tardaría 4-5 años en ser una persona rehabilitada y más potente emocionalmente que antes. En mi libro de “Zero Stress: 20 Días en la Vida de un Experto en Felicidad” sería cuando realmente me haría el ejercicio de explicar por qué no me quise suicidar. Un libro que te recomiendo porque te puede devorar el sistema mental que tienes adquirido y revolverte las tripas.

Evidentemente, y como imagino que le ocurrirá frecuentemente a la víctima del “Caso de la Manada” va a tener trastornos de evocación, alucinación de recuerdo, amnesias retrógradas, estrés o mil palabras que ponen los expertos, y que no son más que traerse al presente recuerdos del pasado, que en esos momentos te destrozan por completo y te hacen sentir como una mierda.

Bueno, y hay un día que ya empiezas a estar bien, y empieza tu vida normal. ¿Vida normal?


Pre-proceso judicial

El proceso judicial ha sido la peor experiencia de mi vida. Supera con creces al siniestro en sí. Aquí vives día a día a expensas de una decisión judicial que es tomada por personas que tienen un carácter subjetivo. En mi caso soy ingeniero, era de los “cuadriculados”, y entendía que el proceso estaba bien estipulado en unas tablas que indican los daños y compensaciones económicas. Todo documentado y aportado en autos. En esos años no existía tanto teléfono móvil que grabara cada minuto, pero sí hubo un par de policías que estaban muy cerca y que realizaron un atestado que no dejaba dudas a nadie. Además, el que me atropelló no tenía carné válido para conducir motocicletas de 250cc y había dado positivo en la prueba de alcohol. Hechos más que suficiente, para cualquier persona con sentido, que demuestran la grave imprudencia del motorista.

En el caso de la víctima del “Caso de la Manada” hay videos con grabaciones del suceso, donde se sabe por los mensajes previos de la manada que es un caso de reincidencia, y donde no hay lugar a duda de que la chica fue sometida y violada sin el menor respeto (ella estaba bajo los efectos del alcohol en un portal con 5 tíos unos 10 años mayores que ella penetrándola anal vaginal y oralmente).

Realidades que a cualquier persona que tenga un poco de sentido común enjuicia con gravedad, pero que debido al sistema judicial que tenemos, al final no gana el sentido común, sino el bando “que más mierda mete” en la cabeza de los jueces. En el “Caso de la Manada” han hecho creer al juez que la chica estaba disfrutando, y eso ha llevado a uno de los tres jueces a exculpar a los integrantes de la manada.

En mi caso, repitieron hasta la saciedad que yo era un toxicómano que no había cruzado por el paso de peatones y eso llevó a los jueces, sin solicitar pruebas de tóxicos y en contra del criterio de la policía, a considerar que yo era corresponsable del suceso.

¿¿¿ existe la justicia ??? ¿¿¿ la justicia no existe ??? ¿¿¿ la justicia ???

Espera un momento. Deja por unos segundos de pensar en los jueces. Pon tu atención en las empresas de seguros con abogados que tienen que defender a un cliente. No son empresas públicas que velen por los intereses de la sociedad, son empresas que tiene que repartir beneficios a sus accionistas o abogados privados que tienen que ganar dinero para llegar a final de mes. Te repito, son personas que tienen que llegar a final de mes y demuestran cómo la ética es elástica y deja muchos principios a un lado cuando se trata de defender a un cliente.

Para que estos abogados realicen su labor contratan a peritos que tienen el trabajo sucio de aportar dudas a la cabeza del juez. Repetir y repetir mierda al juez hasta que le hagan dudar en su estado más profundo y le hagan cambiar de opinión. Es igual que el ejercicio que realiza la prensa de hoy en día y que con las manipulaciones mediáticas más básicas disponen a los votantes a inclinarse a un lado u otro.

Ahora estarás pensando que la justicia es siempre fuerte y eficaz y que por tanto no cae en los vicios de que sí consigue la prensa manipuladora. Si piensas así, eres un iluso que seguro todavía piensas que Irak tenía armas de destrucción masiva (yo reconozco que creía a Bush Jr. al comienzo, pese a que nos podía llevar a la Tercera Guerra Mundial). La justicia existe y funciona con un sistema económico detrás que lo mantiene. Con esto no estoy diciendo que a los jueces se les compre (que tampoco digo lo contrario según el país), pero sí afirmo sin dudarlo que a los jueces muchas veces se les puede manipular según necesidades (también quiero decir que no a todos, y que algunos son expulsados del sistema judicial por sus fuertes valores éticos).

¿¿¿ existe la justicia ??? ¿¿¿ la justicia no existe ??? ¿¿¿ la justicia ???

 

¿Pero cuál es el problema con la justicia cuando la víctima vive un suceso traumático? Que ahora no sólo te persigue tu verdugo o asesino, sino que tienes a detectives que pueden espiarte en cualquier momento de tu vida. Cuando se tiene cualquier tipo de enfermedad o secuela (estrés, ansiedad, cojera, espasmos, etc.), es de sentido común que no se produce todo el tiempo, y que en muchas ocasiones se encuentra uno descansado y sin alteraciones. El espía busca retratarte en el momento que justifique que no tienes ninguna secuela. Si cojeas, te saca cuando un día has decidido empezar a pasear con dificultades en bicicleta. Si has tenido un episodio traumático como una violación, te busca retratar hablando con personas del sexo contrario de forma normal. Es decir, no sólo has pasado por un suceso trágico, sino que hasta que no acabe el juicio hasta la última instancia, parece que tienes que hacerte la víctima el 100% del día para que nadie tenga dudas del problema.

También es cierto que hay personas que engañan al sistema judicial e incluso simulan siniestros o accidentes que no han sucedido. Pero al final pagan justos por pecadores, y la presión con la que se vive en esta fase, es insufrible, traumática y desde luego significa en muchos casos el hundimiento de la persona en sus relaciones sociales.


Proceso judicial

Si nunca has tenido un juicio mi recomendación es que te alejes todo lo posible. El concepto con el que nos educan de que a juicio van varios testigos a decir un relato de los hechos, sin faltar a la verdad, y que el juez es capaz de emitir un juicio basándose en la opinión de expertos peritos, es el mismo que la figura del amor que transmite Walt Disney. Te voy a explicar la realidad:

  • En un juicio los acusados mienten más que hablan. Y muchos testigos también. En mi caso el que me atropelló puso a dos testigos amigos suyos que nunca estuvieron en la escena del siniestro, pero que dijeron que le acompañaban detrás en coche y que vieron como “supuestamente” yo me lanzaba a la moto. Tengo la grabación del juicio y sorprende cómo balbucean mucho e incluso la fiscal les pregunta si saben que pueden estar cometiendo falso perjurio, porque la policía no les ubicó en la escena del crimen.
  • En el juicio los peritos no tienen por qué presentar la verdad basándose en hechos científicos. Simplemente presentan su verdad, con los argumentos que mejor consideren y muchas veces atendiendo a una lógica absurda que sólo puede ser contrapuesta si se lleva otro perito experto que la contradiga. El juez no aplica mucho sentido común y por supuesto no es ningún experto en muchas materias. Si no se realiza un contra-peritaje, el juez puede creerse que la Tierra es plana si se lo dice un ingeniero que se presenta como colaborador en la NASA.
    En mi caso hubo un perito que omitió la ley de la gravedad y afirmó, en contra de lo que decía la policía, que los restos de la moto estaban donde había sido el golpe y con eso venía a demostrar que no cruzamos por el paso de peatones (vino a decir que si vas a 100 km por hora en un coche y tiras un cigarrillo por la ventanilla, esta colilla cae exactamente en donde se ha tirado. Las lecciones del tiro parabólico que pensé que había recibido en la escuela cualquier alumno, comprobé en persona que los jueces las desconocían).
  • El juez no es objetivo. Ni de cerca. El juez, como cualquier persona, tiene una historia en la cabeza. Por ejemplo, puede pensar que las mujeres son prostitutas si van en minifalda al juicio, o que el hombre es una buena persona si va de corbata al juicio. O totalmente lo contrario. Y día a día usa su instinto, y con cada juicio que pasa, se piensa que sabe más y más. El trabajo de percepción selectiva es fundamental en un juicio, y hay algunos abogados te saben enseñar a hacer puro teatro en las declaraciones.
  • Por último, recuerda que los abogados también se manipulan, y pueden ser comprados por la parte contraria para acelerar el juicio.
  • Existen muchas cuestiones que favorecen en el juicio, como cualquier recurso público (policías a los que se les presume presunción de veracidad, médico de la Seguridad Social, bombero), pero que como atienden cientos y cientos de casos, seguramente cuando lleguen al juicio no puedan más que ratificar el atestado o informe inicial, y no contradecir las horas y horas que ha echado un perito de la parte contraria en poner con preguntas dudas hasta en las comas del informe inicial.

Quédate con la idea de que un juicio es muchas veces como una maldita lotería, y por más que me moleste indicar esto, lo mejor es recopilar el mayor número de pruebas desde el primer minuto del suceso, y siempre exagerar de forma supina lo que te ha pasado. Así hay más posibilidades de que aciertes en la ruleta rusa.

Hay muchas personas que se creen más que los demás y son auténticos profesionales de la exageración y los jueces tienen por costumbre filtrar la realidad que escuchan. Por poner un ejemplo, si uno le dice al juez que le duele algo 100 unidades, el juez traduce que te duele 50 unidades, porque hay mucho abusón que se queja sin sentido. Así que olvídate de ser honesto como hice en mi caso. Si te duele 100 unidades, hay que decir al juez que te duele 200, o incluso 300. De otra forma, estás perdido. Esto que estoy diciendo no me parece ético ni correcto, pero al final he comprobado que esta pequeña manipulación hace llegar al resultado correcto. No cometas el mismo error que realicé.

Alguien me podrá acusar de que estoy incitando a cometer un delito de falso testimonio. No duden en mandar la demanda cuando antes, y poner a toda la fiscalía en mi contra. Me ayudarían así a reabrir mi caso judicial donde me tendrán que demostrar que no tiene fundamento recomendar lo que digo.

En el “Caso de la Manada” se hace comprensible pensar que la chica fue respetuosa al enumerar los hechos, mientras que la manada la mencionaba desde el primer minuto como una prostituta barata. ¿Dónde crees que se han posicionado los jueces?

Al final el sistema judicial viciado por el capitalismo te enfrenta a realidades fuera de sentido dentro del ámbito católico en el que nos hemos criado muchos. Te enfrentas muchas veces a depredadores sin el menor escrúpulo que, al igual que son capaces de violar a una mujer, son capaces de mentir ante un juez. Mientras otras personas que nos movemos en la honestidad no tenemos ni la menor idea de cómo defender nuestro honor si nos llaman toxicómanos como en mi caso, o prostituta barata en el “Caso de la Manada”. Triste.


Primera resolución judicial

Cabe pensar que si el que me atropelló en un paso de peatones no tenía carné para conducir motocicletas de esa cilindrada y dio positivo de alcoholemia (agarrado por dos policías que le hicieron el test), parecería que no hay mucha discusión y que nos encontramos ante un caso de claro delito de atropello imprudente que ha causado un daño irreparable al peatón.

¿Prisión? Ni de cerca. Le pusieron una simple multa de 600€ y seis meses de retirada del carné de conducir. A la persona que me atropelló sólo se le consideró una falta penal y no un delito de lesiones por imprudencia grave.

¿A qué se dedicó todo el tiempo el causante del siniestro? A presentar al juez que yo no había pasado por el paso de peatones (pese a que tres testigos iban conmigo y los restos de la moto así lo probaban), que no iba tan borracho (sólo había consumido un poco de más), que no era tan grave no tener la licencia para conducir esa cilindrada de moto (pues era un conductor que decía tener pericia desde pequeño), y que yo era un toxicómano que me había lanzado contra la motocicleta en un claro intento de asesinarle. Lo ocurrido fue simplemente el resultado de que el que causó el siniestro trabajó en contradecir los hechos cambiando el relato con mentiras, mientras que un presente humilde dijo la verdad tal y como pasó (sin exagerar). Él era un profesional que trabajaba en una asegurada, y yo una persona con valores y ética que no tenía la menor idea de cómo se debe actuar en un juicio.

Si alguien piensa que exagero en el relato, hay acceso a toda la documentación al final de este post y también en el artículo la “Injusticia judicial | El sentido de mi vida”. En mi caso, pese a que demostré que quedé gravemente afectado y que ya no podía realizar las funciones laborales que hacía anteriormente, se me denegó el factor corrector por la incapacidad laboral y por tanto la indemnización tabular legalmente establecida.

En el “Caso de la Manada” hay un Guardia Civil entre los implicados, que tendrá experiencia en ir a juicios a testificar. ¿De verdad creen que no habrán exagerado su relato?


Recursos a posteriores resoluciones judiciales

Después de una sentencia vomitiva que sólo planteaba una falta, se realizó recurso ante la Audiencia Provincial de Valencia. ¡Y los jueces rebajaron aún más la indemnización y escribieron esto!: “Cabe dudar de que las secuelas neurológicas reconocidas tengan en este accidente su causa única y excluyente, pues es bien conocido el deterioro mental que las sustancias tóxicas, como el “speed” o el alcohol, causan en las facultades mentales de los toxicómanos, no en vano la toxicomanía está recogida en nuestro Código Penal como atenuante de la responsabilidad criminal” … ¡y sin haber prueba alguna de tóxicos! Es decir, el juez tenía delante a un ingeniero y MBA por una prestigiosa escuela de negocios (había terminado escasos meses antes del siniestro) y tenía dudas de que mi daño cerebral se debiera al atropello.

Y como si fuera poco, pese a que había un atestado de la policía y tres testigos que cruzaron conmigo el paso de peatones, relatan los jueces “se deduce que tanto el condenado como la víctima incumplieron las obligaciones genéricas de todo usuario de la vía pública”, ¿cómo? ¡Pero cómo se puede dar credibilidad a una persona que iba borracha sin carné de conducir moto frente a testigos y la policía! Sencillo, con un perito pagado y sin valores que haya afirmado que la ley del tiro parabólico no existía en ese caso y que el acta de la policía no tenía valor alguno. Sí, esto pasa en España, aunque parezca de película.

Y ahora te comparto el extra de los bonus de la estupidez suprema aplicada en una mente humana. Los magistrados consideran que una persona que no tiene carné de conducir y atropella a un peatón por la calle a alta velocidad… ¡tiene pericia demostrada en la conducción de motos! En la página 7 de la sentencia mencionan “… pues en el desarrollo del siniestro se evidencia la pericia del conductor”. Esto es textual, sin cambio alguno. Sería el equivalente a darle validez de cirujano a una persona que dice haber aprendido de medicina en YouTube.

Es decir, como no demostré que cruzaba por el paso de peatones (pese a que lo indica el atestado de la policía), evidentemente no demostré que no era toxicómano (excusatio non petita, accusatio manifesta), y como no llame hijo-puta-cabrón al que me atropelló… ¡pues los jueces dudaban de mi inocencia! Los propios jueces participaron con ello en el siniestro de la persona que me atropelló, al dar veracidad a testimonios falsos sin prueba alguna, contra los míos avalados por la propia Policía y las pruebas que presentaron. Sin ningún fundamento y años después, de forma paradójica, injusta y por lo que se ve irremediable, las sentencias judiciales me calificaban como un toxicómano que se había lanzado contra la motocicleta. ¡Ole tus huevos!, como dicen en mi país natal.

En el “Caso de la Manada” que nadie se extrañe si llaman a la chica prostituta profesional cuando se realice el recurso, porque en cada instancia superior la cosa se tuerce cada vez más hacia un lado. Los jueces además tienden a apoyarse en el veredicto anterior, por absurdo que resulte. Si en primera instancia un juez no veía delito, en segunda instancia no es de extrañar que un juez le indique a la víctima del “Caso de la Manada” que tiene que pagar a los hombres por haberla hecha gozar (espero que el impacto mediático no nos lleve a tener que vivir esta hipótesis sin sentido que acabo de mencionar, pese a que a mí sí me tocó vivir un absurdo similar).

Esperemos que el juez que ha absuelto a la Manada sea aportado del Sistema Judicial, porque ha demostrado tener poca capacidad en su profesión. ¿Para cuándo auditores en la justicia que puedan retirar a los jueces que más fallan? ¿O es que una oposición te debe dar crédito de por vida?

Te sitúo de nuevo. Una persona que conducía borracha y sin carné de conducir motocicleta me arrolla un día en un paso de peatones en Valencia, a una velocidad de no menos de 100 km/h. En los hechos probados se demostró que iba borracho, sin carné de conducir y circulando a alta velocidad (obviamente a 50km/h, que era la velocidad máxima permitida de la vía, es de sentido común que no me podía haber destrozado como me destrozó). A mí me dejó minusválido de por vida, con secuelas físicas que incluían graves daños cerebrales y una pierna ya imposibilitada para hacer deporte en un futuro. Recibí por parte del seguro una indemnización que no llegó ni a 60.000€ (mejor no cuento lo que me he gastado en médicos), menos de un quinto de lo que legalmente tocaba. La persona que me atropelló multada con 600€ de multa y seis meses sin carné. Y yo con la acusación de los magistrados de que me había drogado y que era en parte responsable del delito. Y además el Gobierno, que estaba de crisis, me denegaba la incapacidad laboral.

Esto es cierto. No bromeo. Toma unos segundos para reflexionar esto que acabo de escribir.

⏳⏳⏳⏳⏳⏳⏳⏳⏳⏳⏳⏳⏳⏳⏳⏳⏳⏳⏳⏳⏳⏳⏳⏳⏳⏳⏳⏳⏳⏳⏳⏳⏳⏳⏳⏳⏳⏳⏳⏳

En ese momento me quise suicidar porque pensaba que matar a esos magistrados era una forma inmejorable de contribuir a la mejora de la Sociedad. Curiosamente no tenía, ni tengo, ningún odio hacia la persona que me atropelló, pero sí contra los magistrados que me juzgaron sin sentido. Comprendí al instante de por qué hay gente que decide inmolarse y llevarse por medio la vida de otras personas.

Espero entiendas que era lo que pensaba en ese momento y si tienes la empatía desarrollada al 0,01% estarás alineado con este pensamiento que tiene cualquier mortal, por más “católico, apostólico y romano” que sea.

De verdad que no bromeo. Esto ha pasado en un país de la Comunidad Económica Europea.


Demanda para defender el Derecho al Honor

Como víctima y después de la decepcionante sentencia en segunda instancia, decidí no recurrir a la tercera instancia porque me estaba carcomiendo por dentro el juicio. Lo pasé francamente mal. Pero pasados unos meses se dio la paradoja de que la inmovilidad en denunciar las graves acusaciones de toxicómano dañaba gravemente mi honor y mi estabilidad personal. ¿Y si en el futuro quería ser político? ¿Cómo iba a permitir que hubiera una sentencia que me llamara algo tan grave que no soy?

Si ya eran graves los daños físicos que me causaron, me pareció aún mayor el daño emocional con la injusticia que había vivido. Por ello, empecé un nuevo camino de confiar en la justicia y emprender los pasos para resolver el grave error cometido por los jueces. El camino, como no había recurrido, se prometía complejo, por lo que mi nuevo abogado sugirió simplemente empezar por derribar la prueba falsa de toxicómano y a partir de ahí tirar del hilo. Mi abogado me indicó claramente que era muy complejo y que tuviera cuidado que estaría tirando el dinero. Le indiqué claramente que mi honor valía el intento.

Así gasté otros cuatro años en intentar retirar esas graves falsas acusaciones de toxicomanía, que no tienen ningún sentido. Me parecía un ejemplo de ignorancia que debía superarse. Lo intenté por todas las vías posibles, y la primera fue demandar al hospital para preguntar por la existencia de prueba de tóxicos. Tras un rápido careo judicial, el abogado del hospital reconoció que no había prueba de tóxicos.

Recapitulemos. Estando acreditado con este nuevo juicio que NO existió prueba de tóxicos, ¿qué dificultad existiría en anular los diagnósticos de toxicómano? Cualquier persona con dos dedos de frente diría que no existe dificultad alguna. Y no debería… porque se hace obvio pensar ¿cómo puede haber sentencias judiciales que mencionan a una víctima como toxicómano sin que haya prueba de consumo de tóxicos? Es más, ¿cómo es posible que en el hospital se me hubiera llamado toxicómano sin prueba alguna? ¿Cómo es posible que la simple repetición del falso testimonio por parte de peritos de la parte interesada fuera suficiente para convencer al juez de que “supuestamente” había consumido tóxicos?

Ahondando más aún en el sentido común. Uno puede consumir alcohol toda la noche y al llegar al hospital te podrán llamar borracho, pero ¿cómo podrían acusarte de alcohólico sin la menor prueba e historiales? No existe ningún indicio científico que permita ese diagnóstico sin haber realizado pruebas concluyentes.

En el “Caso de la Manada” sería equivalente a tener las grabaciones previas al suceso del portal y en donde se acreditara que la chica no había tenido intención alguna de tener sexo en grupo. Ya no sería la palabra de la chica, serían las grabaciones anteriores. Vamos, que no habría duda científica del testimonio de la chica.

Con la afirmación judicial de que no existía ninguna prueba de tóxicos que avalara tal aberración, demandé a los Magistrados de la Audiencia Provincial de Valencia (fue aceptada a trámite) y a los médicos del hospital en primera instancia para que me anularan las injurias de toxicómano que se recogen en la absurda sentencia y en mi historia clínica.

La demanda contra los magistrados fue aceptada a trámite, pero fue archivada muy rápidamente con el único argumento de que se fundamentaban en lo que había dicho un médico perito. Sin comentarios.

La historia para luchar contra el hospital ya empezó torcida desde la primera instancia, pues judicialmente había un fallo de forma en la vista previa inicial, donde fueron llamados a declarar todos los médicos de la parte demandada pese a que sólo había un abogado y procurador que representara a los siete médicos en la sala. Quien tenga conocimientos de derecho no podrá entender tal suceso inicial generado por una jueza en prácticas. En la vista previa se renunciaba a cualquier reclamo económico… ¡sólo se pedía anular los informes de toxicómano!, pues ya estaba demostrado que no había prueba de tóxicos.

Recordemos el sistema jurídico se defiende. El Gobierno paga a los jueces. En España el Gobierno paga a la Hospitales Públicos. ¿Cómo van a poner una reclamación los jueces a los médicos del servicio público? Contra el hospital se llegó a segunda instancia, al Tribunal Supremo y por último al Tribunal Constitucional, donde el mismo respondió con el típico copiar y pegar y denegó mis derechos más fundamentales.

Por increíble que parezca, no he conseguido que me quiten el detestable título de “toxicómano”, ¿se lo pueden creer? A mí me cuesta. Ahora me dirás que por qué no reclamé a Europa… sencillo, nada es gratis.

¿Se puede ganar al sistema? ¿Se puede ganar al sistema judicial? Mi experiencia es que los pobres lo tenemos muy complicado, casi imposible.


Rendición o victoria

¿Cuándo se acaba todo? Cualquiera pensará que hay que superarlo y pasar página pronto. Hay que aprender a superar un fracaso. Ahora sólo te quiero compartir que cuando se vive en primera persona es muy difícil la teoría.

Pero como te decía, la justicia no es un desastre en sí. Pero desde mi punto de vista el desastre es el sistema judicial. ¿Y tú qué opinas? ¿Más satisfecho con la sentencia del Supremo? Quizás no sea la última...

⭐ Algunas referencias del “Caso de la Manada” en los medios internacionales y nacioanales:

⭐ Principales demandas (existe un enlace al documento):

  • Primera instancia, Sr. D. José Manuel Ortega Lorente, Magistrado Juez del Juzgado de lo penal N.º 10 de Valencia.
  • Segunda instancia, Ilustrísimos Señores: Presidente, D. Vicente Uríos Camarasa; Magistrados: Dª Carmen Ferrer Tárrega, D. José Fandos Calvo (supongo que lo de Ilustrísimos es el copiar y pegar del Word).
  • Estos jueces fueron demandados y avalados en su ignorancia por el señor Presidente D. Juan Luis de la Rúa Moreno y los Ilustrísimos Señores Magistrados D. José Flors Matíes, D. Juan Montero Aroca, D. Juan Climent Barberá, D. José Francisco Ceres Montés.
  • Al demandar al hospital en primera instancia, Dña María del Mar Torres-Fontes Suárez Juez del Juzgado de Primera Instancia nº63 de Madrid.
  • En segunda instancia con el Hospital Clínico de Valencia, Ilmo. Sr. D. Lorenzo Pérez San Francisco con los ilustrísimos señores magistrados Sra. Dª Guadalupe de Jesús Sánchez, Sr. D. Lorenzo Pérez San Francisco, Sr. D. Pedro Pozuelo Pérez del Juzgado de Primera Instancia nº63 de Madrid
  • Al hospital, llegando al Tribunal Supremo con el Presidente Excmo. Sr. D. Juan Antonio Xiol Ríos, y Ponente Excmo. Sr. D.:  José Ramón Ferrándiz Gabriel de la Audiencia Provincial Sección 18 de.

NOTA: Te estoy muy agradecido si la compartes este artículo, pues creo que puede ayudar a muchas personas en situaciones parecidas.

Ver reflexiones y comentarios

  • Un caso muy grave y relatado excelentemente. Es una pena que nuestro sistema judicial esté tan pobre. ¡Muchas gracias por compartir esta historia!

  • Esta historia tuya me ha dejado un nudo en la garganta. ¿De verdad esta es la Justicia que se tiene en España? La verdad es que viendo otros casos, me parece que han politizado la justicia y la manejan a sus anchas. ¡Qué triste este modelo de justicia!

  • Excelente historia... me temo que la justicia en España ya no existe, está sumamente politizada. Tu ejemplo y tu lucha es una reflexión de vida para quitarse el sombrero.

    Muchas gracias por compartirla.

  • Mer, muchas gracias por sus palabras. Y se quedó con el mejor consejo. Fuerte abrazo y esperemos que este experiencia llegue a mucha gente para evitar este tipo de disgustos.

  • Dios mio Pedro, siento muchísimo lo que has tenido que pasar. Me quedo con el consejo de que si hay posibilidad de un juicio, nos alejemos lo más posible. Que tus experiencias nos sirvan para ahorrarnos sufrimiento a los demás.

Compartir
Pedro Amador

Conferencista internacional considerado experto en felicidad y comunicación. Colabora numerosas veces en TV, radio o prensa y ha desarrollado la innovadora Tecnología de la Felicidad Happiness Play, basada en la Metodología Autocoaching, que empezando con la rueda de la vida te ayudará a gestionar la felicidad. Autor de cuatro libros, decenas de artículos y videos blogs. Profesor asociado en varias universidades.

Reflexiones recientes

Reflexión de
Pedro Amador
hace % días
Reflexión de
Pedro Amador
hace % días

Esta web usa galletitas