¿Alguna vez te has sentido abrumado por la cantidad de cosas que tienes que hacer? ¿Sientes que no tienes tiempo para nada más que trabajar y hacer las cosas que tienes que hacer? Si es así, tal vez deberías considerar ir más despacio.
Si quieres disfrutar de tu vida y no sentir que vas constantemente a contrarreloj, tienes que aprender a ir más despacio. No es fácil, especialmente si estás acostumbrado a vivir la vida en el carril rápido... ¡todo el día en modo turbo! Pero créeme, merece la pena saber ir más despacio.
Te compartiré algunas ideas para ralentizar tu ritmo de vida y aprovechar al máximo cada momento. Tras comprobar el resumen de lo que ha pasado en el mundo en los últimos años tengo la sensación de que nos hemos vuelto locos. Todo va demasiado rápido, y ahora parece que sólo importa la cantidad, la cantidad y la cantidad (y el presumir más y más). Hemos vivido en pocos meses lo que en mi infancia habrían ocurrido en diez años. Todo va muy rápido. ¡No tengo tiempo para parar! Ups...
Tienes que aprender a ir más despacio y disfrutar de los momentos en los que estás. La vida siempre avanza, pero eso no significa que tengas que tener prisa por todo. Tómate tiempo para oler las rosas, y a la larga serás mucho más feliz.
Desde el momento en que nacemos, nos enseñan a ir rápido. Nos dicen que tengamos prisa para ir al baño, para ir al colegio, para hacer los deberes, para ir a la universidad, para conseguir un buen trabajo. Nos dicen que tengamos prisa para envejecer, para casarnos, para tener hijos, para jubilarnos. Pare que hubiera prisa para morir (¡glup!), y te hacen ver a personas que se creen perfectas.
A medida que nos hacemos mayores, esta mentalidad no cambia mucho. Seguimos siendo recompensados por ser los mejores y los más rápidos. Pero, ¿por qué? ¿No deberíamos aprender a ir más despacio?
Antes había algún ladrón, pero ahora hay banqueros que hunden países. Antes se escuchan las guerras en la radio, ahora se las inventan y las retransmiten por las redes sociales. Tampoco hay despidos puntuales, se ven quebrar empresas de miles de empleados de la noche a la mañana. Ya no es relevado un político tras unas votaciones, simplemente se marcha de un día para otro sin ningún previo aviso (se olvidó la alta política). Ni es necesario pasar por un juicio, simplemente te encierras en una embajada porque no hay quien se fije de justicia alguna. Tampoco es que suban un impuesto para recaudar algún dinerillo, es que los suben todos a la vez.
Amigos, creo que hay que bajar de revoluciones, no solo porque nos lo pasó una pandemia por encima o tengamos una guerra en el país vecino. A mí la vida a mí me paró unos años atrás, y reconozco que ahora valoro más cada momento, cada sonrisa, cada mirada, ¡todo! ¡Se qué es lo mejor de la vida! No se trata de adular al más ladrón, al más violento, al más mentiroso, al más pervertido, al más traidor, al más irrespetuoso,… ¡se trata de vivir en paz y aprender a disfrutar de quienes nos rodean!
Pausa para tomarse un descanso con este video o con algunas de mis conferencias de superación personal...
Nota: Algunos lo llamarán "slow down", pero a mi no me llaman la atención los barbarismos 😀
En medio del ajetreo de la vida diaria, es vital recordar la importancia de ir despacio. Mas despacio, despacio, despacio. En nuestra sociedad acelerada, parece que no hay tiempo para nada más que correr de un lugar a otro sin detenernos a apreciar el presente. Pero si nos permitimos ir despacio, descubriremos un mundo lleno de belleza y tranquilidad. Imagínate caminando despacio por un sendero rodeado de exuberante vegetación. Las imágenes de despacio, la paz y la serenidad te envuelven.
Ir más despacio también puede ser más relajado. Muchas veces no se trata en trabajar más sino en saber qué hacer para ser productivo. En mi caso muchas veces paro con un café y hago la rueda de la vida online. Me ayuda a relajarme y verme. Paro en revoluciones y me pregunto si puedo disfrutar más el momento. La vida es una aventura, ¿no crees?
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