¿Se puede cambiar por dentro? ¿El cambio es posible? Nos dicen cientos de veces que cambiar uno y cambia todo a nuestro alrededor. Personalmente, y como he comentado en otras entradas (“La tontería de cambiar de perspectiva”), soy de la opinión que no siempre el contexto nos ayuda, ¡y no es fácil cambiar así como así!
Hay casos que me parecen todo un éxito y creo que es bueno compartir en este blog. Recuerda aquello de que “querer es poder” es una simpleza y es mejor llevarlo a un poderoso “querer es un requisito para poder”. Hace meses comprobé como un contacto del Facebook había cambiado mucho su vida, ¡porque entendió que el cambio empezaba por si misma! Como ella misma me indicó “siempre he sido gordita, desde que nací ya con 4.5 kg, así que como con cualquier otro defecto me costaba mostrar cómo era realmente”, y continuaba, “tengo un carácter muy especial, siempre lo he tenido, siempre me lo han dicho desde niña, la personas que se acercaban a mi dicen que soy mágica” (¿compruebas ese peculiar “siempre” que tanto nos marcan y nos acabamos creyendo?)
Continúa… “en el cole cuando era pequeña y me quedaba al comedor, me gustaba acompañar a las mujeres que hacían de comer y fregaban, que aunque al principio me echaban, con el paso de unas semanas me esperaban como agua de mayo. Les ayudaba a limpiar y me contaban todas sus historias. Luego en el cole era la amiga gordita que todo el mundo quería: a mis amigas siempre les conseguía el chico deseado; era un paño de lágrimas cuando les salía mal; era amiga de todos los chicos ya que todos hablaban y se desahogaban conmigo; me preguntaban cosas sobre sexo, en realidad sobre todo, si tenían problemas con sus padres, broncas con amigos o incluso si se iban a enrollar con mis amigas; cómo besar o que lo debían hacer para no parecer tontos. Vamos, que nos le costaba hablar conmigo lo que jamás le dirían a nadie”.
Esta historia es la que habitualmente se ve, pero ¿qué hay por dentro?, continúa… “pero a pesar de todo esto yo me sentía transparente y muy triste. Me encantaba ayudar, pero sin embargo, jamás me mostraba ni contaba nada de mí. En realidad nunca me quejé y supongo que me gustaba pensar que de alguna manera me necesitaban aunque mi autoestima estuvo siempre por los suelos. Poco a poco pasó mi vida sintiéndome invisible. Cuando cumplí 15 años empecé con un chico, que tampoco es que me hiciese muy feliz, más bien todo lo contrario, porque siempre sentía que le debía algo. Era la sensación de haberme dado una oportunidad de estar conmigo pese a estar gorda, y eso hizo que todo fuese a peor en mi interior. El caso es que cuando cumplí unos 20 años le mandé a paseo y aproveché para apuntarme a flamenco, que era mi pasión. Me propuse conseguir todos mis sueños y lo que siempre había dejado de hacer por mis complejos, así empecé a trabajar en una clínica veterinaria, otra de mis pasiones. No sé de dónde sacaba fuerzas pero estudiaba psicología por las noches en la universidad a distancia. Con pequeñas metas, empecé poco a poco a creer en mí misma. Visualizaba en mi mente cómo quería estar, y me machaqué dejando de comer hasta perder unos 30 kg. Pero me sentí enferma porque siempre tenía frío y estaba muy cansada, así que decidí acudir a un médico al que jamás hubiera pensado ir, porque creo que le tenía pánico a la báscula. Fue al subir al peso cuando me di cuenta de lo que había conseguido, porque hasta entonces lo notaba por la ropa. Pero como seguía con ropa muy ancha, seguía sin permitir que me hicieran fotos, y mucho menos dejarme ver desnuda por nadie. Lo mejor vino cuando fui a un profesional que me enseñó a comer bien y me ayudó a entender mis complejos. Después el fotógrafo Aitor me prometió que me gustaría verme y me puse una fecha para hacerme unas fotos en las que viera cómo soy. Decidí dejarme llevar, aunque reconozco que tenía mucha inseguridad. Reconozco que cuando vi las fotos me sentí muy bien, pero no solo físicamente, sino que lo era más importante, que me había dado una oportunidad y que por una vez había puesto todo el empeño que ponía en todos los demás, siendo mágica para mí”.
Un cambio que se consigue con el esfuerzo, no solo con el pensamiento, y que en la actualidad describe… “hoy en día sigo estando para todo el mundo y he aprendido a llevarlo. La realidad es que sigo con buen peso aunque las personas que hemos sido gordas siempre lo seguimos siendo en nuestra mente, por lo tanto cuando la vida me aprieta, como hace mucha gente, vuelvo a comer emocionalmente. Siempre he tenido mucha fe, y siempre hay que tener metas. Creo que si uno se propone algo, lo puede conseguir. La verdad es que la próxima que tengo es terminar de escribir un libro que empecé cuando tenía 17 años, ¡y voy a por ello!”.
Todo un ejemplo… ¡muchas gracias por compartirlo Heidi!
Antes...
Y después...
Muchas personas quizás solo miren las fotos. Pero lo mejor está en las palabras que describen esta historia. Porque esta historia es real... ¿a qué esperas para empezar a conseguir lo que te habías propuesto y llegar a compartirlo?
En este video verás algunas buenas reflexiones sobre la envidia...
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