Desde el corazón

Es mucho el sacrificio, y no está siendo un camino fácil. Se puede decir que antes vivía mucho mejor, porque aunque trabaja muchas horas y me sacrificaba un montón, al menos no tenía la preocupación de quebrar cada fin de mes. Mi salario tangible estaba bien definido y era constante, incluyendo la habitual nómina, beneficios sociales, coche, tickets restaurant, etc.

Tras una larga jornada llena de sorpresas, ya que mi trabajo no es nada rutinario, suelo cerrar mi día después de algunas teleconferencias con Latinoamérica. Así, a las 2 ó 3 de la mañana, me vuelvo a casa con una gran sonrisa de oreja a oreja viendo algunos mendigos refugiados, o alguna pareja que se besa en el parque que cruzo.

Ahora el salario tangible ha decaído enormemente, y siempre intento entender qué me llevó a dar tan brusco cambio (el cambio empieza por uno mismo). Salgo de casa a primera hora de la mañana, y cuando vuelvo caminando al caer la noche, siempre me pregunto... ¡pero si antes vivías mejor! ¿Por qué has elegido este complicado sueño de hacer feliz a la gente?

Una una reflexión personal. Cabría pensar que sobrecargo a mi cuerpo, pero el caso es que me despierto habitualmente sin despertador, y con muchas ganas de seguir colaborando por un mundo mejor. ¿Qué me lleva a soportar jornadas de 14 horas sin apenas inmutarse? Hoy lo comprobaba con algunos de mis antiguos compañeros de estudio, que aunque tienen una vida más sencilla, se sienten vacíos por dentro.

Yo me siento lleno por dentro, de nuevos proyectos, de nuevas ideas, de retos constantes que me lleven a entender mejor a las personas y querer darles un poco de felicidad. ¿Se puede pedir algo mejor? La verdad, mi salario intangible es ahora infinito, y eso no lo cambio por el mayor sueldo tangible del mundo… ¡y es que una sonrisa llena más que mucho dinero!

Muchas gracias por acompañarme en mi camino…