¿Qué no te atreves a poner una carta de reclamo? ¿Cómo se hace una reclamación? Aunque no lo parezca, la queja y el reclamo son como una bendición, ya que nos permite defender nuestros derechos. Hay estudios que muestran que la mayoría de los clientes insatisfechos (salvo en situaciones de monopolio o de altas barreras de salida) no se quejan. O lo hacen a su manera: se van directamente a la competencia.
Por eso es de vital importancia saber cómo hacer un buen reclamo o incluso cómo hacer una queja en una hoja de reclamaciones. Con educación, sin entrar en tonterías emocionales, y siempre atendiendo a defender nuestros derechos. Aprendamos a quejarnos y a escuchar las quejas, porque es la manera de conseguir avances en nuestro entorno.
Ahora bien, de la queja a la memez -una queja sin motivo o sin sentido común, formar una queja (según la Real Academia Española), o como en algunas culturas se entiende como una pavada, pendejada, gilipolleces, chorradas, bobada, o boludez- hay sólo una pequeña línea divisoria que mucha gente acostumbra a pasar desapercibida. Una de las mejores reflexiones de la vida es que la queja se debe realizar correctamente.
Una empresa, organización o persona que no escuche y analice las quejas con sus sugerencias, haciendo simplemente oídos sordos a las reclamaciones, acaban tropezando con la misma piedra (por mucho poder económico que tengan).
Aquí tienes un pequeño decálogo para distinguir la queja de la memez y que hay que tener presente a la hora de presentar cualquier carta de reclamo:
Se puede cambiar, y ahora la pregunta para reflexionar, ¿te quejas o no paras de decir tonterías sin sentido? Es tu elección.
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